¿Qué pasaría si de repente un día, todo lo que creemos que sabemos, fuera en realidad una mentira?
Sucede que a veces, muchas veces, casi siempre; creemos tener razón. Suele ser con buena intención, creyendo que lo que hacemos, lo que pensamos, lo que decimos es por el bien común, o por el bien de un colectivo en concreto.
Pero… ¿somos capaces de escuchar a ese colectivo? ¿permitimos a los afectados que se expresen, que pidan lo que necesitan, que se quejen, que sean como quieren ser? O en realidad queremos que sean como nosotros; para que no sufran, para que no sean menos, para que nadie los trate mal…
¿No estamos nosotros tratándolos mal al quitarles la oportunidad de ser ellos mismo?
Muchas preguntas, mucha densidad, quizá demasiada para este verano que está aquí ya en todo su apogeo. Pero es necesario preguntar, repreguntar, observar y observarse, esperar, dejar hacer… y corregir la ruta si el gps que creíamos tan magnífico nos ha fallado.
Gracias a Betty Vlue por inspirar esta reflexión, gracias a todos los que pasan por mi lado y me hacen pensar y repensar en mi trabajo y en mi papel como profesional. Gracias.